Los restos del Papa Francisco fueron depositados este 26 de abril en un nicho de la nave central de la Basílica de Santa María la Mayor, entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, cumpliendo con las disposiciones que dejó en su testamento.
El cortejo fúnebre partió de la Basílica de San Pedro en el papamóvil, recorriendo el centro de Roma ante la presencia de miles de personas que se alinearon en las calles para despedirlo.
En los actos de sepelio para despedir al pontífice argentino, fallecido el pasado 21 de abril a los 88 años, participaron las más altas autoridades eclesiásticas y al menos 130 delegaciones de diferentes países y organismos internacionales.
El Santo Padre deseó ser enterrado en iglesia más grande de Roma debido a que, en su interior, se encuentra el icono de la Virgen Salus Populi Romani, la protectora del pueblo de Roma a la que “abrazó” en más de 100 ocasiones.
La sepultura tuvo lugar de forma privada y en la intimidad contando con la presencia del camarlengo, el cardenal Kevin Farrell, el Vicario de Roma, el prefecto de la Casa Pontificia, el Maestro de Ceremonias y familiares del Papa. El ataúd recibió los sellos oficiales y un notario certificó el acto.
Tras rociarlo con agua bendita y rezar el Salve Regina, el féretro fue colocado en una tumba sencilla, hecha de mármol de Liguria, con la inscripción “FRANCISCUS”.