Tras la muerte del Papa Francisco a los 88 años el 21 de abril, se activó el protocolo del Vaticano para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Las funciones oficiales quedan a cargo del camarlengo, el cardenal estadounidense Kevin Farrell, quien tendrá la responsabilidad de sellar la residencia papal y destruir el anillo y sello oficial.
El cuerpo de Francisco será velado en la capilla de Santa Marta antes de ser trasladado a la Basílica de San Pedro, donde los fieles podrán despedirse.
Su funeral se celebrará entre cuatro y seis días después de su fallecimiento, y por decisión propia será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, en un ataúd de madera, sin los símbolos tradicionales de poder.
¿Cómo se elegirá la nuevo Papa?
El nuevo Papa será elegido por el Colegio Cardenalicio, compuesto por 252 cardenales católicos de los cuales 135 podrán votar por el nuevo sucesor.
El proceso se lleva a cabo en un cónclave secreto dentro de la Capilla Sixtina luego de ser convocados por el Vaticano. Se vota hasta alcanzar una mayoría (proceso que puede durar varios días) y la señal al público se da mediante humo blanco.
El cardenal de mayor rango participe anunciará la decisión con las palabras «Habemus Papam» (en latín, «tenemos un Papa»). Finalmente presentará al nuevo pontífice con el nombre papal que este haya elegido, que puede ser o no su nombre de pila original.
El elegido asumirá su rol como líder espiritual de 1.400 millones de católicos en el mundo, reside en la Ciudad del Vaticano, el Estado independiente más pequeño y no recibe salario, sin embargo la Santa Sede cubre sus gastos de viaje y manutención.