Escrito por Hugo Ramírez Huamán, presidente del Centro de Comunicación Amakella
«El amor al chancho y no a los chicharrones» , parece graficar la actitud y comportamiento real de la mayoría de nuestras autoridades en todos los niveles con respecto a su verdadero interés por enfrentar los problemas que están llevando al país a una situación límite. Desde el gobierno central, el congreso, la justicia, gobernadores, alcaldes; no se percibe en los hechos una efectiva voluntad política de agarrar al toro por las astas y resolver desde sus causas, los cruciales y estructurales problemas que hunden al país como el de la inseguridad, la corrupción generalizada, la pobreza, el desempleo, entre otros.
La especialidad de estas, nuestras autoridades, es colocar parches, reformas que suelen terminar en fracaso como el de las declaratorias de emergencia ante el desborde de las extorsiones, sicariato, asaltos. Esta actitud reactiva no sólo esconde la incapacidad en la resolución de conflictos sino algo mucho más grave como el de dejar que las cosas sigan su rumbo, aunque nos quieran hacer creer que están haciendo mucho.
A estas autoridades, les resulta beneficioso no alborotar el gallinero si, en el caso de la minería formal e ilegal, la rueda de la corrupción les favorece como valientemente lo ha denunciado el ex concejero regional de La Libertad, Greco Quiroz, cuando señala que, de “cada 100 dólares, 10 va para el delincuente; 50 se reparte entre la policía y algunos fiscales y el resto, 40, se queda con los congresistas y políticos”. Quiroz realizó un estudio documentado sobre la situación de la minería formal e ilegal en Patáz en el tiempo que se desempeñó como consejero y hoy vive a salto de mata, temiendo por su vida y el de su familia.
Esta modalidad de acción parece explicar o tener sospechas del por qué el Congreso; Fuerza Popular, APP, el partido de Acuña, principalmente; ha promovido leyes que favorece a la minería informal. Y ojo que sólo estamos hablando de la minería. ¿Y cómo se estará moviendo el tinglado en los otros sectores?
Pero, «El amor al chancho y no a los chicharrones» se percibe en otros intereses subalternos como el de promover y alentar el aumento de sueldo para la presidenta Boluarte o la carrera en la que ya se encuentran diversas autoridades para mantenerse o ascender a otros cargos en las elecciones del año entrante. Con el mayor cinismo levantan la voz, condenan, se conduelen con el asesinato cruel de los 13 mineros en Patáz; la muerte repudiable a balazos del periodista Ramiro Céliz en Iquitos o, la inseguridad creciente que ayer en Arequipa tuvo otro pico con la balacera asesina ocurrida en Cerro Colorado. Hipocresía y populismo puro en favor de sus intereses. Y actúan sin vergüenza alguna, a sabiendas que son los personajes más despreciados de la población.
Una población que también tiene una cierta cuota de responsabilidad al haber elegido las autoridades que tenemos y la escasa reacción organizada para poner un alto a esta situación. Pero, a pesar de ello a cada chancho le llegará su San Martín como también dice el refrán. Tarde o temprano, las malas acciones se terminan pagando y será la acción de la ciudadanía organizada quien proponga nuevas soluciones al Perú que tanto queremos.