Tras años de denuncias y esfuerzos fallidos de reforma, el papa Francisco ha ordenado la disolución del Sodalicio de Vida Cristiana (SVC), un movimiento católico fundado en Perú en 1971. La medida, anunciada durante una asamblea del grupo en Brasil este fin de semana, pone fin a una historia marcada por abusos sexuales, manipulación espiritual y mal manejo financiero perpetrados por sus líderes, incluido su fundador, Luis Fernando Figari.
El cardenal Gianfranco Ghirlanda, asesor jurídico del pontífice, comunicó la decisión a los miembros del SVC. En un comunicado publicado hoy, el movimiento lamentó la filtración de la noticia por parte de dos asistentes, quienes fueron expulsados. Aunque no se ofrecieron detalles, el Sodalicio confirmó que la disolución es un hecho.
Este desenlace tiene como antecedente un reporte del Vaticano que calificó las prácticas del SVC como «sádicas» y propias de una secta. Los investigadores Charles Scicluna y Jordi Bertomeu documentaron abusos sexuales, psicológicos y financieros. Entre las víctimas, destaca el periodista Pedro Salinas, autor del libro Mitad monjes, mitad soldados, que reveló las atrocidades cometidas por Figari y su entorno.
Aunque el futuro de los bienes del Sodalicio sigue en manos del Vaticano, víctimas como Renzo Orbegozo celebran la decisión, considerándola un paso hacia la justicia. «El Sodalicio era una lacra disfrazada de asociación católica», afirmó.