Erradicar la violencia contra la mujer también es un trabajo de hombres

Arequipa es la segunda región más violenta con 14 mil 890 denuncias.
Foto: Andina

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El hogar, que debería ser su refugio, se convierte en el lugar del que quiere escapar, pero no puede, porque el agresor se esconde detrás de la identidad de alguien en quien debería poder confiar. Arequipa es la segunda región más violenta con 14 mil 890 denuncias. En lo que va del año, a nivel nacional se atendieron casi 143 mil casos de violencia. El 83,3% está dirigido a las mujeres y el 16,4% a los varones. 

De enero a septiembre en Arequipa se recibieron 15 691 denuncias por agresiones contra mujeres e integrantes del grupo familiar. En promedio, unas 58 denuncias por agresión se registran cada día. El tipo de violencia que lidera es la psicológica, siendo a su vez la menos atendida. 

La violencia no tiene justificación es una decisión que toma el agresor para lastimar a la otra persona. En general la violencia proviene en su mayoría de los varones, entonces como nace en ellos la agresión, será considerado algo innato. La decana del Colegio de Psicólogos, Ruth Gallegos Esquivas, nos dio la descripción de la persona agresora y la persona afectada.

“El agresor,se puede haber criado en contextos comunitarios y familiares de abuso y violencia. Y ellos también lo hacen propio y empiezan a ejercer lo vivido. En cuanto a la víctima destaca la sumisión y dependencia emocional”, sostuvo la profesional

De acuerdo a la psicóloga, Ruth Gallegos, una de las razones por la cual los varones expresan sus emociones con violencia es el contexto social.

“El contexto social nos ha hecho ver al hombre como una persona fuerte, se le ha dado la responsabilidad de ser el jefe de hogar, de liderar y de proveer. Esto les ha restado la posibilidad de reconocer sus emociones”, señaló.

La familia es el núcleo fundamental en la formación de personas íntegras. Es el primer espacio donde se aprenden los valores y se distingue entre lo correcto y lo incorrecto. Si la violencia no se corrige desde el hogar, este comportamiento se perpetúa: el hijo o la hija replicará esos actos en su propia familia, generando un ciclo que se repite sin detenerse.

Los varones también son parte del cambio

Para reducir la violencia se debe trabajar desde la raíz.  La violencia generalmente está en el varón pero quienes la padecen son las mujeres. Del 100% de casos de violencia el 85% son ejercidos por hombres hacia mujeres. El programa Hombres por la Igualdad, supervisado por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables a través del Programa Nacional Warmi Ñan, tiene como objetivo cambiar el pensamiento y actitudes de los varones que justifican la violencia. Para ello conversamos con el coordinador del programa, Christian Nina.

“Basamos nuestro trabajo en cuestionar el poder de los hombres, cuestionar la práctica de violencia. Para ello trabajamos con sus experiencias . Ellos bajo conversaciones relatan las vivencias que han tenido, historias de vida y lo van corrigiendo. Algunos compañeros ya hacen un buen trabajo”, sostuvo el psicólogo Christian

En el país, más de dos mil varones voluntarios forman parte del programa y trabajan con hombres que, por decisión propia, buscan transformar sus creencias y conductas. Sin embargo, aún existe un número mucho mayor que se resiste al cambio. Nuevamente es la presión social es un factor que dificulta que muchos varones decidan cambiar, pues temen ser percibidos como débiles y sienten que su masculinidad se ve amenazada.

De acuerdo con el especialista Christian Nina Chavez, aún son bajas las posibilidades de alcanzar una verdadera igualdad de poder entre varones y mujeres. Por ello, dado que los hombres suelen ocupar posiciones de mayor poder, es fundamental que aprendan a ejercerlo con responsabilidad.

Prevención y tratamiento de la violencia

Antes de que una mujer sea golpeada, maltratada física, sexual y psicológicamente, hasta el punto de perder la vida, existe un trabajo de prevención destinado a evitar que ocurra. En la Asociación U-Manos, la labor se enfoca en fortalecer a las familias desde la salud mental. La representante de esta ONG, Fiorella Matos, explicó que, para eliminar la violencia, primero es necesario identificar y abordar el origen del problema.

La importancia de la salud mental para prevenir la violencia familiar consiste en el control de emociones, la ira, qué hacer ante un duelo, hablamos cuando de repente alguien nos dice no. Nos han formado para el éxito pero qué pasa cuando viene el fracaso. Por ello en las terapias que abordamos, tiene como objetivo ir al origen del problema”, señaló

Según las últimas cifras reveladas por el programa Warmi Ñan, la violencia psicológica en Arequipa encabeza los casos con un 50,2%, seguida por la violencia física con un 33,9% y, finalmente, la violencia sexual con un 15,5%. Pese a esta realidad, el Estado aún muestra serias deficiencias en la implementación de espacios adecuados para la atención de la salud mental.

La recuperación después de una agresión no es un proceso sencillo; requiere una lucha constante y un trabajo sostenido tanto de la víctima como de los profesionales que la acompañan. Sin embargo, el Estado no brinda servicios adecuados para que las personas agredidas puedan superar el dolor y el trauma vivido, lo que incrementa el riesgo de que vuelvan a recaer.

Por lo tanto, la violencia contra la mujer no terminará solo protegiendo a las víctimas; también es necesario transformar a quienes la ejercen. El hombre no es solo parte del problema, puede ser parte clave de la solución. Reconocer emociones, cuestionar mandatos y asumir responsabilidad no lo hace débil, sino consciente. La violencia no es inevitable: puede desaprenderse. Cuando un hombre rompe ese ciclo, abre paso a relaciones sin miedo. Ese es el cambio que aún falta.