Francia, campeona del mundo 20 años después

El superior talento francés se impuso a una gran Croacia en una final con VAR
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Francia gana su segunda estrella. Una generación de talento descomunal se lleva el Mundial que empezó a ganar la tarde en que fulminó a la Argentina de Messi. Se vio entonces que semejante despliegue de facultades no tendría oposición.

El inicio del partido fue similar al Francia-Argentina y a Francia-Bélgica, así queCroacia agarró la pelota, la iniciativa y el partido. Comenzó atacando por donde lo hacía a Bélgica en la segunda partido: subidas de Strinic (una exigió la defensa de Mbappé en el área) o de Perisic por su banda izquierda. Había algo parecido a una regularidad: Modric iniciaba el juego venciéndose a la derecha, atraía rivales y el balón pasaba a la banda contraria. Definitivamente, Croacia empezaba mejor el partido. Mandzukic estaba muy atento a la presión sobre Matuidi y Kanté, los puntos débiles del primer juego francés, y en la media Pogba no aparecía como contra Argentina. Francia apareció con una jugada de Mbappé en el 17. Un regate a Strinic que le precipitaba en al área. Recordaba a su inicio contra Argentina, pero era solo una jugada y un regate en un espacio más corto.

Francia no iba directamente a por el partido, algo que no ha necesitado en el Mundial. Sin el balón, tenía a Mbappé, que no aparecía como contra Argentina, pero que en el 17 ya dejaba seco a Strinic con un regate en el área, y tenía el plan B, el balón parado, tan útil contra Uruguay o Bélgica. Así, en el minuto 18, Griezmann se inventó una falta al borde del área que Brozovic no cometió. Para unos será un piscinazo, para otros un ardid de genio, según filias y fobias, pero de esa falta cuestionable, sacada por él, llegó el primer gol. La botó Griezmann con clase e intención y Mandzukic la peinó en autogol.

Con 1-0, sin embargo, nada cambiaba demasiado. Francia seguiría en posición de contragolpe y Croacia atacando con más empeño, con las líneas un poco más arriba. Lo de Deschamps era un «Francenaccio», el poderío físico de su macizo central de mediocampistas. Croacia siguió a lo suyo con un fútbol que podría resumirse en la expresión de enajenada pasió de Mandzukic. La cara de un ciclista obsesionado, la cara de un deportista en trance; y en el 28 empató, de nuevo en un balón parado. Un saque de falta con estrategia que buscó el segundo palo a Vrsaljko, el toque de Mandzukic, otro tercer toque hasta Perisic, que recortó y batió a Lloris.

Perisic estaba siendo de nuevo la estrella croata, un jugador potente, frenético, con presión, agresividad, velocidad y gol. El partido tuvo unos minutos curiosos ahí porque Francia dudó. Se quedó a medias entre la presión y la espera, por un momento fuera de sí, y Croacia desplegó un juego aún más vibrante y decidido.El Francenaccio era poco argumento, y Rakitic, Brozovic y Modric se imponían a un destartalado mediocampo francés, con Pogba desaparecido. La pelota era suya en un 60%, y también las mayores ocasiones.

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